Yo he intentado no hacerme daño
Fue como una promesa
Pero, vida, siempre tengo ganas
Ganas de vivir, de ganar
de sentir, de amar
Y la vida pídeme
que yo vaya hasta el fin
como si mi hambre
nunca se quedara saciada
Tengo eso, ya ves
Nadie nunca me basta
es una inquietud en el alma
de placeres, de creación
de mirar, de oír
de descubrir el mundo
– y, quizá, a mí misma
Esa jaula que no existe
Pero yo la veo casi siempre
Todo es pequeño, y poco
y insuficiente, y despreciable
Nada me encanta
Nadie me apasiona
Mi deseo me aprisiona
Soy mi propia víctima
Soy mi verdugo
Soy mi abogada
y mi juez
De resto, siguen las calles
la misma ciudad
el mismo rio
la misma yo – de siempre
Aprisionada em mis vicios
Me encontrarás fácil
en el mismo lugar
a mirar el mar
a ahogarme en mis
precipicios y desafíos
a desear
a romperme hasta el fin
por el placer de hacerlo
Una sonrisa
Y algo habrá cambiado